En un sorprendente fenómeno de la física cuántica conocido como túnel, las partículas parecen moverse más rápido que la velocidad de la luz. Sin embargo, los físicos de Darmstadt creen que hasta ahora no se ha medido correctamente el tiempo que tardan las partículas en formar un túnel. Proponen un nuevo método para alterar la velocidad de las partículas cuánticas.
En la física clásica existen leyes estrictas que no se pueden eludir. Por ejemplo, si una bola que rueda no tiene suficiente energía, no subirá una colina; en cambio, disminuirá antes de alcanzar su punto máximo. En física cuántica, este principio no es tan estricto. Aquí, una partícula puede atravesar una barrera incluso si no tiene suficiente energía para superarla. Actúa como si se deslizara por un túnel, por lo que el fenómeno también se conoce como “túnel cuántico”. Lejos de ser una mera magia teórica, este fenómeno tiene aplicaciones prácticas, como por ejemplo en el funcionamiento de las unidades de memoria flash.
Túneles cuánticos y relatividad
En el pasado, los experimentos en los que las partículas hacen túneles más rápido que la luz han atraído cierta atención. Después de todo, la teoría de la relatividad de Einstein prohíbe velocidades superiores a la de la luz. Por lo tanto, la pregunta es si en estos experimentos se “detuvo” correctamente el tiempo necesario para la excavación del túnel. Los físicos Patrik Schach y Enno Giese de TU Darmstadt siguen un nuevo enfoque para definir el «tiempo» de una partícula tunelizada. Ahora han propuesto un nuevo método para medir este tiempo. En su experimento, miden esto de una manera que creen que se adapta mejor a la naturaleza cuántica de los túneles. Publicaron el diseño de su experimento en la reconocida revista. Avances científicos.
Dualidad onda-partícula y túnel cuántico
Según la física cuántica, las partículas pequeñas como los átomos o las partículas ligeras tienen una naturaleza dual.
Según el experimento, se comportan como partículas o como ondas. Los túneles cuánticos resaltan la naturaleza ondulatoria de las partículas. Un “paquete de olas” rueda hacia la barrera, comparable a una ola de agua. La altura de la onda indica la probabilidad con la que la partícula se materializaría en ese lugar si se midiera su posición. Si el paquete de ondas choca contra una barrera de energía, parte de él se reflejará. Sin embargo, una pequeña porción penetra la barrera y existe una pequeña probabilidad de que la partícula aparezca al otro lado de la barrera.
Reevaluación de la velocidad del túnel
Experimentos anteriores observaron que una partícula de luz viajaba una distancia mayor después de hacer un túnel que una que tenía un camino despejado. Por tanto, habría viajado más rápido que la luz. Sin embargo, los investigadores tuvieron que definir la ubicación de la partícula después de su paso. Eligieron el punto más alto de su paquete de olas.
“Pero la partícula no sigue una trayectoria en el sentido clásico”, objeta Enno Giese. Es imposible decir exactamente dónde se encuentra la partícula en un momento dado. Esto dificulta hacer afirmaciones sobre el tiempo que lleva llegar de A a B.
Un nuevo enfoque para medir el tiempo de construcción de túneles
Schach y Giese, en cambio, se guían por una cita de Albert Einstein: “El tiempo es lo que se lee en el reloj”. Sugieren utilizar la propia partícula del túnel como reloj. Una segunda partícula que no forma un túnel sirve como referencia. Al comparar estos dos relojes naturales, es posible determinar si el tiempo pasa más lento, más rápido o igualmente rápido durante el túnel cuántico.
La naturaleza ondulatoria de las partículas facilita este enfoque. La oscilación de las ondas es similar a la oscilación de un reloj. En concreto, Schach y Giese proponen utilizar átomos como relojes. Los niveles de energía de los átomos oscilan a determinadas frecuencias. Después de acercarse a un átomo Con un pulso láser, sus niveles oscilan inicialmente de forma sincrónica: se activa el reloj atómico. Sin embargo, durante la excavación el ritmo cambia ligeramente. Un segundo pulso láser provoca que las dos ondas internas del átomo interfieran. La detección de interferencias permite medir la distancia entre las dos ondas de niveles de energía, lo que a su vez es una medida precisa del tiempo transcurrido.
Un segundo átomo, que no forma un túnel, sirve como referencia para medir la diferencia de tiempo entre el túnel y el no túnel. Los cálculos de los dos físicos sugieren que la partícula tunelizada tendrá un ligero retraso en el tiempo. «El reloj del túnel es un poco más antiguo que el otro», afirma Patrik Schach. Esto parece contradecir los experimentos que atribuyeron la velocidad superluminal a la formación de túneles.
El desafío de implementar el experimento.
En principio, la prueba se puede realizar con la tecnología actual, afirma Schach, pero supone un gran desafío para los experimentadores. Esto se debe a que la diferencia horaria que se está midiendo es sólo de unos 10-26 segundos: un tiempo extremadamente corto. Resulta útil utilizar nubes de átomos como relojes en lugar de átomos individuales, explica el físico. También es posible amplificar el efecto, por ejemplo, aumentando artificialmente las frecuencias de reloj.
«Actualmente estamos discutiendo esta idea con colegas experimentales y en contacto con nuestros socios del proyecto», añade Giese. Es muy posible que pronto un equipo decida llevar a cabo este apasionante experimento.
Referencia: “Una teoría unificada de los tiempos de túneles promovida por los relojes de Ramsey” por Patrik Schach y Enno Giese, 19 de abril de 2024, Avances científicos.
DOI: 10.1126/sciadv.adl6078
«Creador malvado. Estudiante. Jugador apasionado. Nerd incondicional de las redes sociales. Adicto a la música».