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La cinta transportadora de equipaje finalmente se detuvo y mi mochila no apareció por ninguna parte. Acababa de llegar a la Ciudad de Guatemala (también conocida como “Guate”) para iniciar mi año oficial alrededor del mundo. Pero ahora no tenía ninguna pertenencia.

Bueno, eso no es del todo cierto. Tenía la ropa puesta, una chaqueta ligera y una mochila con mi computadora portátil y mi cámara. ¡Habla de viajar ligero!

Inicialmente, mi plan era abordar un autobús a un pequeño pueblo llamado San Pedro y comenzar 3 semanas de clases intensivas de español.

Pero la ciudad estaba a horas de distancia y quería estar cerca del aeropuerto para cuando finalmente llegara mi mochila de viaje 3 o 4 días después.

Camión viejo y destartalado

Así que encontré una casa de huéspedes a pocos pasos del aeropuerto y me registré. Los vidrios rotos que ves en la foto de arriba están cementados en las paredes perimetrales de la posada. También he visto esto en México, es una forma económica de proteger tu propiedad de los ladrones.

Todas las viviendas y negocios de la zona están protegidos por muros de 3 metros de altura, alambre de púas y portones. Parece un complejo penitenciario, pero en lugar de mantener a la gente dentro, el objetivo es mantenerla fuera. También tuve que pasar por un control militar para llegar a la casa de huéspedes. ¡Bienvenidos a la ciudad de Guatemala!

Familia guatemalteca que conocí en mi caminata.

El aire estaba más frío de lo que esperaba, unos 60 grados por la noche. Después de pasar una noche en la casa de huéspedes, regresé al aeropuerto para completar un nuevo formulario de reclamo de equipaje perdido, ya que el que me dio la aerolínea contenía información incorrecta.

Durante el camino, me encontré con una familia local que también se dirigía al aeropuerto. Estaba fotografiando el barrio y me pidieron salir en la foto. ¡Se ve mejor con ellos!

Como me quedaría en Guatemala unos días más, decidí dejar la costosa casa de huéspedes ($30 por noche) y mudarme a un albergue ($15 por noche) en el centro de la ciudad para ahorrar dinero. Ahora solo me queda esperar. ¡Mis aventuras de viaje han comenzado oficialmente!