Juana Alonzo Santizo dijo que fue torturada y obligada a firmar una confesión en español, un idioma que no habla.
Una mujer indígena guatemalteca que pasó más de siete años presa en México sin juicio ha regresado a su tierra natal luego de que un tribunal ordenara su liberación.
La Cancillería guatemalteca confirmó que llegó a Guatemala Juana Alonzo Santizo, de 35 años, acusada de secuestro y detenida en una localidad fronteriza del norte de México.
Un video publicado en Twitter mostró a Alonzo siendo recibido por el ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Mario Bucaro, en el aeropuerto de la ciudad de Guatemala el domingo, antes de unirse a su familia y caer en los brazos de su padre y su tío.
Sus familiares la ayudaron a cambiar de jeans a ropa tradicional indígena regional.
#AcciónConsularGT | Él #CancillerGT @MarioBucaroGTJuana Alonzo recibió en el país a un guatemalteco, quien recientemente fue liberado por @FGJ_Tam. Gracias al trabajo conjunto que existe actualmente entre los Gobiernos de Guatemala y México en el tema migratorio. pic.twitter.com/fQK18asHZj
— MINEX Guatemala 🇬🇹 (@MinexGt) 23 de mayo de 2022
“Ahora soy libre y estoy muy feliz con mi familia”, dijo Alonzo en el vacilante español que aprendió en prisión.
“Han sido ocho años sin verlos”, dijo antes de llorar y agradecer a quienes apoyaron su liberación.
El tribunal dictaminó que no había pruebas consistentes en su contra, dijo Netzai Sandoval, director de la Defensoría Pública de México.
Sandoval, cuya oficina se encargó de defender a Alonzo en 2021, afirma que fue torturada y obligada a firmar una confesión que no entendió porque no hablaba español.
La mujer maya Chuj dejó su pueblo, San Mateo Ixtatán, en 2014 para migrar a Estados Unidos, dijo. Fue detenida por funcionarios de inmigración en Reynosa, una ciudad fronteriza mexicana frente a McAllen, Texas, y uno de los principales puntos de contrabando en el estado de Tamaulipas.
Luego, la policía la acusó de secuestro y la metió en prisión, dijo Sandoval. Dijo que los cargos no se tradujeron a su idioma chuj hasta este año.
Nunca fue condenada, nunca juzgada y estuvo todo ese tiempo en “prisión preventiva”.
Una campaña para defender su libertad fue apoyada por grupos nacionales e internacionales y por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, y la fiscalía de Tamaulipas retiró los cargos en su contra.
“Es un caso totalmente aberrante”, dijo Sandoval, quien agregó que se violaron todos sus derechos porque “es mujer, es indígena, es migrante, es pobre y no habla español”.
“Soy un inmigrante, no soy un secuestrador, porque soy un ignorante, esto me pasó porque nunca había un traductor, no había nadie, mi consulado no estaba conmigo, entonces todos se aprovecharon de mí, pero ahora, gracias a Dios soy libre, soy feliz”, dijo Alonzo.
Pedro Alonzo, un tío, dijo que emigró con la esperanza de ayudar a su familia.
“Su delito fue no saber hablar español. ¿Quién pagará esa cicatriz? el dice.
Según estadísticas del gobierno federal de México, el 43% de las personas recluidas en las cárceles del país no han sido condenadas ni sentenciadas.