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Día 38: Una fe tangible
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Día 38: Una fe tangible

POR KELLY CISNE | 8 de abril de 2022
lecturas de hoy

El Evangelio de hoy tiene que ver con la fe, algo complicado cuando se toma al pie de la letra.

La fe nos exige creer en algo tan intangible y que, ante la dura ya menudo dolorosa realidad de nuestro mundo, puede parecer muy lejano.

Ahí es donde Jesús se encuentra con aquellos que amenazan con apedrearlo en el evangelio de hoy. Se enfrentan a Jesús con miedo porque la fe que se les exige es casi insondable. Pero aquí, Jesús ofrece el antídoto solo para los límites de la fe: las buenas obras.

A lo largo de estos años de pandemia, luché con fe. Ha habido momentos en los que siento que todo se está desmoronando a mi alrededor, desde lo profundamente personal y local hasta lo amplio y global. A veces es extremadamente difícil sentir fe cuando lo que está pasando en el mundo está tan profundamente quebrado y aislado.

Sin embargo, el mes pasado viajé a Carolina del Norte con un grupo de estudiantes de la Universidad John Carroll como parte de una inmersión en la Alianza Católica de Compras Éticas de ISN y recordé el antídoto que Jesús ofrece hoy: las buenas obras.

Me maravilló recordar que mi fe va de la mano con las buenas obras, en este caso, ver la manifestación muy tangible de la “economía circular”, un modelo económico que honra a las personas y al planeta por igual con una ganancia. Presencié una instalación de producción textil que programa turnos para adaptarse a los horarios de cuidado de niños. Un almacén lleno de calcetines desechados y el equipo que los salva del vertedero para crear productos nuevos y sostenibles. El impacto muy personal que una fábrica propiedad de los empleados puede tener en la vida de las personas. La alegría de tropezar con conversaciones en la cena en varios idiomas con estos empleados en su mayoría guatemaltecos.

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Los viajes interestatales no son necesarios para presenciar la buena obra que hace tangible la fe. Independientemente de dónde estemos en un día determinado, estemos abiertos, invitando a un sentido de asombro, presentes a las buenas obras en el mundo que pueden llevar nuestros corazones de regreso a Dios.

Para la reflexión:

  • ¿Cómo puedes cultivar un sentido de asombro en tu vida diaria?
  • ¿De qué manera necesitas practicar el arte de mantener tu corazón abierto para estar más presente en la “buena obra que hace tangible la fe”?
  • Hoy, comprométete a notar una señal tangible de “buenas obras” en tu día, grande o pequeña.

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