HISTORIA: Enclavada en las colinas cercanas al pueblo guatemalteco de San Rafael Las Flores se encuentra la mina Escobal.

No ha estado operando desde 2017, pero los residentes dicen que todavía están lidiando con su impacto.

Alegan que la explosión en la mina dañó sus viviendas y dañó sus cultivos.

Blanca Oliva es miembro del parlamento indígena Xinka.

“El daño fue causado por las vibraciones de los terremotos. Poco a poco empezamos a ver más de ellos. Cuando la empresa minera empezó a explorar a fondo, trabajando con dinamita, teníamos terremotos de 6 am a 6 pm todos los días a la misma hora. Las grietas fueron el resultado de eso. Debido a todos los terremotos, las casas se han agrietado”.

La mina es propiedad de la empresa canadiense Pan American Silver.

Los residentes instalaron un bloqueo no violento en 2017 para evitar que sus trabajadores lleguen a la mina.

Un año después, un tribunal guatemalteco le ordenó consultar primero con las comunidades que viven cerca de la mina…

Lo que la empresa afirma que está haciendo actualmente.

Pero el agricultor y ambientalista local Juan Antonino Rodríguez no está convencido.

“Lo único que mantiene vivas a estas comunidades y esta zona son las plantaciones de café, maíz, frijol y hortalizas. Pero nunca podemos decir que los mineros nos beneficiarán porque en siete años de exploración no hemos visto eso”.

Miembros de la comunidad se reunieron recientemente con activistas argentinos para discutir el impacto de la mina.

A algunos no les quedó más remedio que irse.

EL MIEMBRO DEL PARLAMENTO XINKA, CELSO CASUN, DIJO:

“Esta es un área de cultivo. Cultivamos cebollas, tomates, chile. Si miras alrededor de la zona, verás muchas casas mayas donde se cultivan estos cultivos. Pero últimamente los tomates han estado creciendo con las llamadas manchas ‘doradas’ y muchas plagas por parte de la empresa. Muchas familias no tuvieron otra opción que migrar”.