El candidato presidencial Bernardo Arévalo apeló el domingo al máximo tribunal de Guatemala, pidiéndole que despeje el camino para la segunda vuelta en agosto.

Arévalo, quien según los resultados publicados terminó segundo en la primera vuelta del mes pasado, dijo que su partido había presentado una moción ante la Corte Constitucional para pedirle que revoque la decisión de dejar de validar las elecciones del 25 de junio.

Sandra Torres, otra socialdemócrata, terminó primera, pero varios partidos de derecha pidieron una revisión de la votación, alegando irregularidades.

La Corte Constitucional concedió la revisión, lo que provocó la condena internacional de los observadores electorales y de los Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de los Estados Americanos, por el posible debilitamiento de la democracia.

La revisión ordenada por la corte terminó el jueves y confirmó que Torres y Arévalo ocuparon el primer y segundo lugar.

Sin embargo, la instancia inferior de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) -en un comunicado firmado únicamente por la presidenta de la clase, Silvia Valdés- ordenó que las autoridades electorales sigan sin validar los resultados.

Arévalo, en su petición, pidió la nulidad del auto de la CSJ y la apertura de una investigación penal contra Valdés por posible “abuso de autoridad”.

El sábado finalizó el plazo para impugnar el resultado de la primera vuelta, y Torres también pidió al Tribunal Superior Electoral (TSE) que valide el resultado y abra el camino a la segunda vuelta.

“Si cumplimos con los plazos establecidos por la Corte Constitucional, hoy el Tribunal Superior Electoral debería oficializar los dos partidos que pasan a la segunda vuelta”, dijo Torres en conferencia de prensa.

Torres es exesposa del expresidente Álvaro Colom y Arévalo es hijo del expresidente reformista Juan José Arévalo.

En las elecciones del 25 de junio, Torres obtuvo el 15,86% de los votos y Arévalo el 11,77%, los totales más altos entre los 22 candidatos.

Si se confirma la segunda vuelta, Guatemala tendrá su primer presidente de izquierda en más de una década.