CIUDAD DE MÉXICO – El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se ha convertido en un aliado poco probable en las políticas migratorias del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, al enviar miles de soldados a través de México para evitar que los solicitantes de asilo centroamericanos conduzcan hasta la frontera de 2,000 millas.
Ahora el presidente Biden se está preparando para deshacer gran parte del legado migratorio de Trump, mientras enfrenta diferencias con el populista mexicano en una serie de otros temas bilaterales, como la cooperación en materia de seguridad y el cambio climático.
La cooperación con el presidente mexicano, a pesar de estas diferencias, será crucial para manejar el tema de la inmigración, dicen analistas políticos. Biden prometió una reforma migratoria para proporcionar un camino a la ciudadanía para 11 millones de inmigrantes indocumentados, casi la mitad de ellos mexicanos.
También quiere poner fin a las restricciones de elegibilidad para el asilo implementadas durante los años de Trump y poner fin a un programa que requería que unos 70.000 solicitantes de asilo esperaran en México mientras se escuchaban sus demandas en Estados Unidos.
El cambio de política, que según el gobierno resultará en un sistema de migración más humano, tiene una desventaja potencial: si se hace demasiado rápido, podría desencadenar un aumento en el número de migrantes, lo que podría ser políticamente desastroso para Biden, dicen los analistas.
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