Un tribunal guatemalteco rechazó un acuerdo que facilitó la demanda por soborno que involucra al gigante brasileño de la construcción Odebrecht, un fallo que favorece a un ex funcionario del gabinete acusado de corrupción.
La decisión anunciada el viernes se suma a una serie de medidas que revierten los esfuerzos por erradicar la corrupción que involucra a la élite política y empresarial del país centroamericano.
La corte de apelaciones anuló un acuerdo en virtud del cual Odebrecht se había comprometido a proporcionar a los fiscales anticorrupción de Guatemala información sobre los sobornos pagados en Guatemala, uno de los muchos países del hemisferio donde sistemáticamente ha sobornado a funcionarios públicos.
La acción responde a un llamado del exministro de Comunicaciones Alejandro Sinibaldi, quien había sido acusado de recibir sobornos de Odebrecht.
Bajo la presión de los fiscales de EE. UU., Brasil y otros lugares, la empresa admitió haber pagado sobornos en América Latina para ganar contratos gubernamentales. La empresa cooperó con promotores en varios países para recuperar el derecho a hacer negocios. Presuntamente pagó $17,9 millones en sobornos a funcionarios locales, políticos y ciudadanos en Guatemala.
Sinibaldi había estado prófugo durante seis años, pero se entregó a las autoridades días después de que el fiscal anticorrupción que lo investigaba, Juan Francisco Sandoval, fuera despedido tras recibir denuncias de corrupción contra el presidente Alejandro Giammattei.
El gobierno de Giammattei y un nuevo equipo de fiscales han acelerado los esfuerzos iniciados por su predecesor para deshacer una campaña anticorrupción respaldada por la ONU que ha puesto tras las rejas a varios altos funcionarios, incluidos expresidentes. Dicen que estos procesos en sí mismos fueron irregulares.
En cambio, ha presentado cargos legales contra los exfuncionarios anticorrupción, y más de 20 de ellos han huido del país.
El gobierno de EE. UU. ha criticado duramente el debilitamiento de los esfuerzos anticorrupción y el año pasado canceló la visa de EE. UU. de la procuradora general Consuelo Porras, quien había estado procesando a exfiscales.
Al anunciar la decisión de la corte, el fiscal Rafael Curruchiche dijo que quienes firmaron el acuerdo no tenían la autoridad para hacerlo, y dijo que la decisión respalda sus investigaciones sobre las acciones de quienes procesan casos de corrupción.
Sandoval, entre los que están en el extranjero, dijo que era “una vergüenza que el fiscal celebrara un fallo judicial que dejaría el caso en la impunidad”, y dijo que esto se sumaba a una campaña de desprestigio de los funcionarios judiciales.