CIUDAD DE GUATEMALA — Un tribunal guatemalteco condenó este miércoles al expresidente Otto Pérez Molina y a su vicepresidenta, Roxana Baldetti, por fraude y concierto para delinquir.
Sus sentencias aún no han sido anunciadas. Ambos fueron absueltos de los cargos de enriquecimiento ilícito.
Pérez Molina y Baldetti renunciaron en 2015 y están detenidos acusados de habilitar y beneficiarse de un esquema de corrupción aduanera conocido como La Línea o “La Línea”.
El esquema involucraba una conspiración para defraudar al estado al permitir que las empresas evadieran los impuestos de importación a cambio de sobornos.
Unas 30 personas más, incluidos funcionarios de aduanas y empresarios, estuvieron implicadas en el caso, que involucró un estimado de $1 millón en sobornos y $2 millones en ingresos públicos perdidos. Algunos de los acusados fueron absueltos el miércoles.
Pérez Molina, quien gobernó de 2012 a 2015, sigue negando las acusaciones. Sigue siendo investigado en otros dos casos.
«Es una mentira», dijo el miércoles el expresidente de 72 años durante una pausa en el proceso judicial. “Nadie dijo nunca que di una orden ilegal y nunca di una. Nunca dijeron que tengo dinero. Me siento decepcionado y frustrado”.
La acusación de Pérez Molina fue un punto culminante en el esfuerzo de Guatemala para combatir la corrupción sistémica, con la ayuda de la misión anticorrupción respaldada por las Naciones Unidas, conocida por sus siglas en español CICIG.
A lo largo de 12 años, la misión apoyó a la Fiscalía Especial contra la Impunidad en el desmantelamiento de decenas de redes criminales y, al mismo tiempo, fortaleció su capacidad para enfrentar casos complejos de corrupción.
El entonces presidente Jimmy Morales puso fin a la misión de la CICIG en 2019 mientras estaba bajo investigación. Los esfuerzos anticorrupción han fallado desde entonces, y aquellos que trabajaron de cerca con la misión internacional han visto cómo el sistema de justicia se vuelve en su contra.
El gobierno de EE. UU. ha criticado duramente el debilitamiento de los esfuerzos anticorrupción en Guatemala y el año pasado canceló la visa de EE. UU. de la actual fiscal general de Guatemala, Consuelo Porras, quien perseguía a exfiscales que realizaban investigaciones de corrupción.
Unos 30 exfuncionarios anticorrupción han huido del país.