El volcán Popocatépetl de México arrojó gases, humo y cenizas el lunes, lo que llevó a las autoridades educativas a suspender las clases presenciales en partes de tres estados, un día después de que el gobierno elevara el nivel de alerta por la actividad del volcán.

La actividad en la montaña de 17,797 pies a solo 45 millas al sureste de la Ciudad de México y conocida cariñosamente como «El Popo» ha aumentado durante la última semana. No se ordenaron evacuaciones, pero las autoridades se estaban preparando para este escenario y le dijeron a la gente que se mantuviera fuera del radio de 12 km alrededor del pico.

En Santiago Xalitzintla, una de las comunidades más cercanas al cráter, las advertencias y los preparativos son regulares y la mayoría de la gente realiza sus actividades normales el lunes. Una ceniza finísima y visible cayó sobre los parabrisas de los vehículos.

Job Amalco, chofer, dijo que era normal. “No nos asusta. Somos espectadores de lo que nos da la naturaleza”, dijo con orgullo.

Pero la ansiedad comenzaba a crecer entre algunos. Florencio de Olarte, de 69 años, y Plácida de Aquino, de 72, recuerdan haber evacuado su casa en el centro hace dos años. En esas ocasiones, “se podía ver que (el volcán) estaba encendido, tirando piedras”, dijo Olarte.

Uno de sus hijos ya quiere que vengan a la Ciudad de México, pero la pareja no quiere irse antes de que las autoridades digan que tienen que hacerlo, por sus guajolotes, puercos y burros. “Tenemos animales y no podíamos dejarlos”, dijo Aquino.

El excontador Mario David García Mansilla se despierta a las 5 am todos los días y se dirige a Pacaya, un volcán activo cerca de la Ciudad de Guatemala, Guatemala. Allí, Mansilla continúa con el oficio que viene perfeccionando desde hace años: hacer la pizza perfecta en un horno volcánico. El colaborador de LX News Matt Dworzanczyk lo guía a través del día de trabajo de Mansilla y su ubicación en Pacaya, donde sirve pizza a los excursionistas hambrientos.

“En este momento, hay mucho humo, llueve y truena, las cortinas tiemblan”, dijo Aquino. Pero por ahora nada más.

La actividad del volcán detuvo temporalmente los vuelos en los dos aeropuertos de la capital durante el fin de semana.

El lunes, una columna de ceniza se extendió cientos de kilómetros hacia el este, extendiéndose sobre la Bahía de Campeche, según un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU.

El domingo, la coordinadora nacional de Defensa Civil, Laura Velázquez, dijo en conferencia de prensa que el sistema de alerta del volcán se mantuvo en amarillo, pero subió a la fase 3. Aún así, dijo, “no hay riesgo para la población en este tiempo.»

En esta fase, grandes domos se desarrollan y explotan con intensidad creciente, arrojando rocas incandescentes y flujos piroclásticos al aire a lo largo de sus flancos.

Velázquez dijo que solo tres de las 565 explosiones del volcán desde septiembre han sido grandes, y la actividad actual no es la mayor de este siglo.

El Departamento de Defensa dijo que estaba preparado para activar 6.500 soldados si fuera necesario. Se estaban preparando refugios.

Alrededor de 25 millones de personas viven en un radio de 60 millas, la mayoría en el área metropolitana de la Ciudad de México.