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Mujeres indígenas en Guatemala no piden permiso y hablan
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Mujeres indígenas en Guatemala no piden permiso y hablan

Participante en la Marcha de la Dignidad por la Vida y la Justicia, para exigir el fin de la corrupción, en Ciudad de Guatemala, en mayo de 2019.
Foto: Edwin Bercián.

Hace unas semanas estuve en Guatemala en una visita oficial. Tuve una conversación muy productiva con representantes del empresariado, un encuentro esperanzador con organizaciones de la sociedad civil y un encuentro muy franco con el Presidente de la República.

Estos tres encuentros me demostraron que el trabajo que estamos haciendo por las mujeres guatemaltecas, a pesar de los desafíos, avanza. Sin embargo, lo que me llenó de energía, entusiasmo y fe en el futuro fue conocer de primera mano una experiencia única en América Latina: la Plataforma de Mujeres Indígenas.

Al igual que en el resto del continente, la población indígena y afrodescendiente (más del 40% del total) en Guatemala sufre las consecuencias de la marginación: mayores índices de pobreza, menores tasas de alfabetización y escaso acceso a la economía formal.

Datos muestran que solo una de cada 10 mujeres indígenas del país trabaja en el sector formal, y su nivel de ingresos es 12% inferior al de los hombres indígenas y 29% inferior al de los hombres no indígenas. La tasa de alfabetización general del país es del 85% para los hombres y del 78% para las mujeres, pero entre la población nativa, solo el 66,7% de las mujeres saben leer y escribir, frente al 78,21% de los hombres.

En el campo de la participación política, también se evidencia la baja presencia activa de mujeres indígenas. En el interior 2019, de los 160 diputados en el Congreso de la República, sólo 31 diputados fueron electos. De estos, sólo tres pertenecen a pueblos indígenas. A nivel local, de 340 municipios, solo 11 son alcaldes y uno es de origen maya Kaqchikel.

Los casi cuatro millones de mujeres indígenas de Guatemala están marginadas de la economía, excluidas de las oportunidades educativas y subrepresentadas en todas las esferas del poder político.

En otras palabras, no es exagerado decir que los casi cuatro millones de mujeres indígenas de Guatemala están marginadas de la economía, excluidas de las oportunidades educativas y subrepresentadas en todas las esferas del poder político.

Ante este escenario, el surgimiento de un movimiento de mujeres que busca abrir espacios de diálogo político y social, que contribuya al ejercicio de los derechos individuales y colectivos, y que toque las puertas de las instancias estatales al más alto nivel es una consecuencia casi natural. ., diría inevitable, e incluso una necesidad imperiosa.

La Plataforma de Mujeres Indígenas reúne a lideresas de diferentes trayectorias profesionales, parteras, jóvenes, comunicadoras, artistas, empresarias, autoridades indígenas y ancestrales, lideresas comunitarias, empresarios, autoridades gubernamentales y defensoras de derechos humanos.

Y sus logros no son pocos. En su relativamente corta existencia, la plataforma ya funciona como un órgano asesor de las instituciones públicas para garantizar que sus proyectos en territorios ancestrales tengan un enfoque culturalmente relevante y que los presupuestos prioricen a las mujeres, los pueblos indígenas y el enfoque de género.

Además, tiene una incidencia permanente ante las instituciones y órganos colegiados del Estado para fortalecer el sistema de justicia y el estado de derecho a fin de que en la elección de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y demás órganos de la administración de justicia se designe a profesionales que cumplan los criterios de idoneidad, experiencia, honradez, conocimiento e independencia en sus funciones.

La plataforma también formuló y presentó propuestas a instituciones estatales y de cooperación internacional para fortalecer a las empresas indígenas para que cuenten con asistencia técnica, acceso al crédito ya los mercados nacionales e internacionales.

También lograron hitos históricos como una reunión -junto a las Autoridades Indígenas y Ancestrales de Guatemala- con el gobierno de estados unidos trabajar juntos para abordar las causas fundamentales de la migración y la importancia de ampliar la asistencia financiera a las organizaciones locales, de mujeres y de pueblos indígenas.

La plataforma también está impulsando la formación política para que las mujeres indígenas sean más representativas en los procesos electorales a nivel municipal, departamental y nacional, para que puedan incidir y decidir para que el Estado priorice sus necesidades y potencie su desarrollo.

Por eso digo que mi encuentro con los integrantes de la plataforma me llenó de fe en el futuro. Porque veo líderes formados, conscientes de su papel histórico, sin miedo a hablar cara a cara con el poder, no piden permiso y hablan.

Publicado originalmente en español, en Planeta Futuro, El Pais.

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