El sábado, el gobierno de Biden comenzó a retirar los acuerdos con El Salvador, Guatemala y Honduras que restringían la posibilidad de que las personas buscaran asilo en Estados Unidos.

Pero es poco probable que esas órdenes ayuden a Barbi y a su hija. Solicitaron asilo, pero se les negó debido a una regla del gobierno de Trump que prohibía tales protecciones para las personas que cruzan otros países para llegar a la frontera de Estados Unidos. Esa medida ya fue revocada en los tribunales.

Aun así, Barbi y su hija, al igual que otras personas que han estado detenidas en Dilley durante meses, pueden ser expulsadas del país en cualquier momento.

Los partidarios que originalmente elogiaron a Biden por defender la reforma migratoria ahora temen que no se haga lo suficiente. Omar Jadwat, director del Proyecto de Derechos de los Inmigrantes de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, consideró «preocupante» que los esfuerzos de Biden «no incluyeron una acción inmediata para rescindir y deshacer más de las políticas ilegales e inhumanas que este gobierno heredó y ahora tiene».

Los funcionarios del gobierno de Biden pidieron más tiempo, diciendo que las políticas de Trump son demasiado amplias para ser rescindidas de la noche a la mañana. Pero simplemente volver a las prácticas anteriores a Trump, si Biden realmente puede lograr eso, no será suficiente para muchos activistas.

El presidente Barack Obama fue llamado «Deportista jefe» por sacar un número récord de inmigrantes durante sus ocho años en el cargo. Su administración también construyó el centro de detención donde está detenido Barbi, así como una instalación similar en la igualmente rural Karnes City, Texas, 95 millas al este.