Con la ayuda de técnicas nucleares, los científicos y profesionales de la salud en Guatemala ahora pueden identificar las causas y consecuencias de la desnutrición en los niños del país, lo que permite a los formuladores de políticas diseñar estrategias para combatir la obesidad y el retraso del crecimiento.

El país tiene una de las tasas de desnutrición crónica más altas del mundo y combatirla es una prioridad clave para el gobierno, dijo la exministra de Desarrollo Social, Lucy Lainfiesta.

“La propuesta del Gobierno de Guatemala para combatir la desnutrición crónica enfatizará la ventana de oportunidad que se encuentra en los primeros 1000 días de vida, a través de intervenciones que asegurarán que madre e hijo tengan lo que necesitan para estar bien nutridos”, dijo.

Los proyectos que utilizan tecnología isotópica para evaluar el estado nutricional están “comenzando a tener un impacto positivo y notable en nuestros programas de nutrición”, dijo Manuel Ramírez, Coordinador del Centro de Investigación para la Prevención de Enfermedades Crónicas del Instituto de Nutrición de América Central y Panamá. (INCAP). «La ciencia y la tecnología nucleares nos han brindado las herramientas para comprender y vincular la composición corporal con cambios fisiológicos que pueden provocar enfermedades en el futuro».

Medir el agua corporal total de los niños utilizando trazadores de isótopos ayuda a determinar su composición corporal y el porcentaje de grasa en su cuerpo, lo que a su vez permite a los expertos prescribir la dieta correcta (ver Usando isótopos para medir la composición corporal).

(Fuente: jawon.com)

El apoyo del OIEA ha ayudado a Guatemala y otros Estados Miembros a disponer de la información y los datos necesarios para diseñar o mejorar sus programas de nutrición. Estos incluyen aumentar la ingesta de vitaminas y minerales mediante el enriquecimiento de los alimentos o la suplementación con micronutrientes, complementando la defensa de una dieta saludable y una mayor actividad física.

Menos tortillas, más zanahorias

La falta de proteínas y micronutrientes en las dietas, compuestas principalmente por alimentos ricos en carbohidratos, es una de las principales causas de desnutrición en Guatemala, según Ramírez. Profesionales de la salud han observado que en las zonas rurales, los niños de entre seis meses y tres años comen habitualmente tortillas de maíz blandas con bebidas con cafeína. Este alimento no es beneficioso para los bebés y los niños pequeños, quienes en su lugar deberían comer alimentos más saludables y producidos localmente, como huevos, aguacate, plátanos, verduras cocidas suaves, frijoles, arroz y avena. Las dietas de mala calidad en la infancia pueden provocar obesidad en el futuro. Con la ayuda de técnicas nucleares, los científicos pueden controlar la cantidad de proteína absorbida por el cuerpo y hacer recomendaciones dietéticas en consecuencia, teniendo en cuenta la disponibilidad de ingredientes a nivel local, explicó Christine Slater, Jefa interina de la Sección de Nutrición del OIEA.

Si bien la obesidad es el principal desafío de salud entre los niños de las ciudades, en las zonas rurales la población indígena sufre principalmente el problema opuesto. Casi ocho de cada 10 niños indígenas padecen retraso del crecimiento, en comparación con sólo cuatro de cada 10 niños no indígenas, dijo Ramírez. Los resultados de las últimas investigaciones han aclarado que, contrariamente a la creencia popular, la baja estatura de los indígenas guatemaltecos no se debe a la genética. Es causada por malas prácticas de alimentación y mala alimentación en los primeros años de vida, dijo.

El retraso del crecimiento es un factor importante que contribuye a la pobreza, afirmó Ramírez. Los niños con retraso en el crecimiento enfrentan dificultades de aprendizaje, lo que les impide obtener buenos ingresos en el futuro. Existe una necesidad urgente de garantizar que haya dietas diversas y nutritivas disponibles y asequibles.

Aunque todos los niños con retraso en el crecimiento necesitan ajustes en su dieta, las técnicas nucleares pueden ayudar a determinar cómo se deben cambiar sus dietas, dijo Slater. «Cada vez se reconoce más que medir el peso y la altura de los niños no es suficiente», explicó Slater. «Necesitamos comprender la composición corporal para determinar un crecimiento saludable».

Evaluar la aceptabilidad dietética de recetas saludables para niños en edad escolar.
(Foto: INCAP/CIIPEC)

Los niños obesos, con retraso en el crecimiento o ambas cosas tienden a llevar estilos de vida menos saludables y sufren más problemas de salud en el futuro, dijo Ramírez. «Estos niños caminan menos, tienen un menor consumo de oxígeno y una mala circulación sanguínea», afirmó.

Con la información y los datos recopilados en el marco de los proyectos del OIEA, en junio de 2014 se creó un grupo de trabajo aprobado por ocho ministros de salud centroamericanos para desarrollar una política regional sobre la prevención y el manejo de la obesidad en niños y adolescentes.