Guatemaltecos frustrados protestan por el retraso del Congreso en la toma de posesión del presidente electo
CIUDAD DE GUATEMALA (AP) — El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, esperó el domingo para tomar juramento mientras la vieja guardia en el Congreso retrasaba y retrasaba la toma de posesión, lo que desató airadas protestas de manifestantes hartos de intentos de meses de impedirle tomar el poder. posición.
Simpatizantes que habían esperado durante horas una festiva celebración de inauguración en la emblemática Plaza de la Constitución de la Ciudad de Guatemala, hartos de otro retraso más, marcharon hacia el edificio donde sesionaba el congreso.
Lucharon con las filas de la policía antidisturbios, empujándolos a un lado antes de reunirse frente al Congreso, exigiendo que los legisladores dejaran de demorarse y nombraran la delegación que debería asistir a la ceremonia.
La toma de posesión estuvo, por tanto, marcada por disputas y tensiones jurídicas, como ha ocurrido casi todos los días desde la contundente victoria electoral de Arévalo el 20 de agosto.
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El Congreso, que se suponía asistiría a la inauguración como una sesión especial de la legislatura, se vio envuelto en amargas luchas internas sobre a quién reconocer como parte de la delegación del Congreso, mientras los miembros del Congreso se gritaban entre sí.
El comité de liderazgo encargado de hacerlo estaba lleno de opositores de la vieja guardia de Arévalo, y la demora fue vista como una táctica para prolongar la toma de posesión y debilitar a Arévalo.
“La comisión se está demorando demasiado en revisar las credenciales (de los legisladores) y está exigiendo requisitos que ni siquiera están en la ley”, dijo Román Castellanos, congresista del Movimiento Semilla de Arévalo.
La fiscal general aún en funciones, Consuelo Porras, intentó todos los trucos legales posibles para llevar a Arévalo a juicio o prisión antes de que pudiera asumir el cargo. Y el partido de Arévalo no tendrá mayoría en el Congreso y es posible que ni siquiera tenga reconocimiento formal allí.
Arévalo es académico, diplomático e hijo de un presidente progresista de mediados del siglo XX, y su elección marcó un despertar político en una población cansada de la corrupción y la impunidad.
“Me siento emocionado de que finalmente hayamos llegado al final de este largo y tortuoso proceso”, dijo Arévalo antes de su toma de posesión. “La sociedad guatemalteca ha desarrollado la determinación de decir 'no' a estas élites político-criminales”.
Pero por mucho que Arévalo quiera cambiar las cosas, enfrenta enormes obstáculos. Su postura anticorrupción y su estatus de outsider son amenazas a los intereses profundamente arraigados del país centroamericano, dicen los observadores.
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Aún así, el hecho de que haya llegado hasta aquí es una prueba del apoyo internacional y la condena a los numerosos intentos de descalificarlo.
Para muchos guatemaltecos, la toma de posesión del domingo representó no sólo la culminación de la victoria de Arévalo en las urnas, sino también la exitosa defensa de la democracia del país.
La inauguración tendrá un tono festivo: cumbia y salsa están previstas para una gran celebración en la emblemática Plaza de la Constitución de la Ciudad de Guatemala.
El hecho de que Arévalo llegara al día siguiente de su toma de posesión se debió en gran parte a los miles de indígenas de Guatemala que salieron a las calles el año pasado para protestar y exigir que Porras y sus apoderados respetaran el 20 de agosto. Muchos han pedido su renuncia, pero su mandato recién termina en 2026 y no está claro si Arévalo podrá deshacerse de ella.
Los fiscales intentaron suspender el partido Movimiento Semilla de Arévalo –una medida que podría impedir que sus legisladores ocupen puestos de liderazgo en el Congreso– y despojar a Arévalo de su inmunidad tres veces.
El viernes, su candidata a vicepresidenta, Karin Herrera, anunció que la Corte Constitucional le había otorgado un amparo que impedía una supuesta orden de arresto.
Los fiscales alegaron que Movimento Semente cometió delitos al recolectar firmas para registrarse como partido años antes, que sus dirigentes alentaron la ocupación de una universidad pública durante un mes y que hubo fraude en las elecciones. Los observadores internacionales lo negaron.
Un aspecto fundamental fue que Arévalo obtuvo temprano y fuerte apoyo de la comunidad internacional. La Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y el gobierno estadounidense han exigido en repetidas ocasiones respeto al voto popular.
Washington fue más allá y sancionó a funcionarios y ciudadanos guatemaltecos sospechosos de socavar la democracia del país.
El jueves, el subsecretario de Estado de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols, dijo que el ataque a Arévalo probablemente no terminará con su toma de posesión.
Durante el gobierno de Porras, los fiscales y jueces del país que lideraron este esfuerzo se convirtieron en objetivos, lo que obligó a decenas de personas a huir del país o ser arrestadas.