Guatemala: organizaciones internacionales exigen el fin de la criminalización de funcionarios de justicia y defensores de derechos humanos
Las organizaciones abajo firmantes expresamos nuestra preocupación por el aumento de la criminalización en Guatemala como estrategia para atemorizar e intimidar a quienes desempeñan papeles importantes en la lucha contra la impunidad en casos de graves violaciones a los derechos humanos y corrupción.
Como resultado de nuestro trabajo para monitorear la situación de los derechos humanos en el país, documentamos y denunciamos el uso indebido del derecho penal y otros mecanismos legales contra defensores de derechos humanos, fiscales, exfiscales, jueces, magistrados, ex funcionarios de la Comisión Internacional Contra la Impunidad ( CICIG), y abogados defensores, responsables de procesos que demuestren avances significativos hacia la justicia y la garantía de los derechos humanos.
Observamos con preocupación que estas prácticas parecen constituir un patrón en el que el Ministerio Público simplemente procesa denuncias penales y administrativas que son manifiestamente infundadas o impropias y las mantiene abiertas indefinidamente. Estas denuncias suelen ir precedidas o acompañadas de intensas campañas de difamación y estigmatización en las redes sociales y en algunos medios de comunicación. El objetivo es presentar a las personas identificadas como «enemigas», «peligrosas», «criminales» o «terroristas» a los ojos de la opinión pública y justificar la persecución penal en su contra. En ocasiones, también se han manifestado funcionarios públicos en contra del trabajo que realizan estas personas o las instituciones a las que representan.
Este patrón de criminalización se ha observado con mayor frecuencia en los últimos años, siendo utilizado principalmente contra miembros del Ministerio Público de Derechos Humanos y la Fiscalía Especial de Combate a la Impunidad (FECI), contra jueces de juzgados de alto riesgo que conocieron casos emblemáticos. graves violaciones de derechos humanos vinculadas al conflicto armado interno o ocurridas en épocas más recientes; e investigaciones sobre corrupción a gran escala, como las impulsadas por la ahora extinta CICIG, así como contra jueces de la Corte Constitucional (CC). Además, algunas de estas denuncias son presentadas por las propias autoridades estatales.
Recientemente, el 19 de mayo de 2021, junto con el exjefe de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) fue detenido un exanalista de la CICIG que trabajaba en importantes investigaciones -como el caso La Línea contra el expresidente Otto Pérez Molina-. Estas personas permanecen en prisión preventiva y, dado su perfil, se encuentran en alto riesgo, habiendo recibido ya amenazas en prisión por haber investigado a muchas de las personas actualmente en prisión preventiva o condenadas.
Recordamos que el CIDH reiteró que “es responsabilidad del Estado proteger a los operadores de justicia frente a agresiones, actos de intimidación, amenazas y hostigamientos, investigando a quienes vulneren sus derechos y castigándolos efectivamente. Si los Estados no garantizan la seguridad de sus operadores de justicia frente a todo tipo de presiones, incluidas las represalias dirigidas directamente a agredir a su persona y familia, el ejercicio de la función jurisdiccional puede verse seriamente afectado, dificultando el acceso efectivo a la justicia ”.
Estas estrategias abusivas de criminalización se enmarcan en un contexto de retrocesos y obstrucciones por parte de algunos sectores opuestos a la lucha contra la impunidad en el país, que han expresado aversión a quienes han contribuido a las investigaciones judiciales pendientes, incluso participando en la difusión de mensajes e imágenes que constituyen discriminación por motivos de raza, género u orientación sexual.
Recordamos que las autoridades estatales deben velar por que los procesos disciplinarios y penales a los que puedan ser sometidos las personas por supuestas faltas o delitos no sean abusados y abusados hasta el punto de que se conviertan en instrumentos de acoso para entorpecer el trabajo de estos empleados. Al respecto, el Relator de las Naciones Unidas sobre la independencia de jueces y magistrados reiteradamente expresó su preocupación sobre el mal uso de las medidas legales que interfieren en el desempeño de los operadores de justicia y comprometen la independencia judicial del país.
A la luz de lo anterior, las organizaciones abajo firmantes instan a las autoridades guatemaltecas a tomar medidas para garantizar la independencia de los funcionarios de justicia, el derecho al debido proceso legal y el derecho a la defensa de los derechos humanos en general. En particular, consideramos fundamental que el Fiscal General tome medidas urgentes para rechazar las denuncias penales pendientes e infundadas y generar pautas claras para prevenir el uso del sistema de justicia penal como herramienta para enjuiciar a quienes se oponen a la impunidad en Guatemala.
Guatemala no puede volver a la impunidad. El trabajo de los defensores de los derechos humanos y los funcionarios de justicia es fundamental para sostener y consolidar los avances en el acceso a la justicia y el fortalecimiento del estado de derecho.
Signatarios:
Servicio Mundial Judío Estadounidense
Amnistía Internacional
Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL)
Fundación para el Debido Proceso Legal (DPLF)
Fundación para la Justicia y el Estado de Derecho Democrático
Vigilancia de la impunidad
Grupo de Trabajo de América Latina (LAWG)
Plataforma internacional contra la impunidad
Protección internacional
Oficina de Washington en América Latina (WOLA)
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