Hay errores y hay actos fallidos. No cometas errores.
Para explicar el extraño título de esta columna, debo señalar que se refiere a la más reciente acción del secretario de comunicación de la presidencia de la república de Guatemala, donde algún genio del diseño tuvo la idea de crear un logo engañoso que dice claramente: “Guatemata: Guatemmata. En otras palabras, un torpe intento de imprimir la idea de Giammatei (el doble mm) en la identidad del país.
Ni que decir tiene que esto es sólo una muestra más de la incapacidad de quienes rodean este proyecto dictatorial de república bananera. Lo que llama la atención en esta metedura de pata es la veracidad implícita de este logotipo. En Guatemala, en efecto, el Estado y su gobierno matan. Matan a sus niños y adolescentes; matar cualquier oportunidad de desarrollo; extinguen un sistema de justicia débil y engañoso a través de un sistema de corrupción nunca antes visto apoyado por todos los poderes del Estado y, en la sombra, por el sector empresarial organizado aliado a las organizaciones criminales. Y también, los que luchan por proteger su tierra y su democracia.
Es imposible no señalar lo que está pasando actualmente en Guatemala. Un país abandonado por la comunidad internacional, pero peor aún: abandonado por sus habitantes urbanos, divorciados de sus contrapartes rurales por estrategias de división cargadas de racismo.
Guatemala es un ejemplo de lo que un país no debe ser. Sus mejores ciudadanos son ferozmente perseguidos y obligados a abandonar su patria para sobrevivir. Periodistas y comunicadores éticos, enfrascados en una lucha incansable por investigar y dar a conocer la verdadera tragedia de esta castigada nación, sufren todo tipo de hostigamientos y amenazas, se les niega el acceso a la información pública, son perseguidos y, como si fuera poco, la política niveles superiores del sector organiza una campaña de desinformación masiva, a la que se adhieren sin vacilar algunos medios de comunicación, utilizando abundantes fondos estatales.
Los delincuentes procesados por delitos de alto impacto -muchos de ellos vinculados al poder económico- se han refugiado en un ordenamiento jurídico adrede desmantelado y poblado por jueces y magistrados corruptos, con el objetivo de criminalizar a los pocos juristas pro-empresariales que quedan y así escapar. justicia.
En medio de esta extrema descomposición, el silencio de la comunidad internacional es sospechoso. Sugiere que el colapso de un país del Tercer Mundo puede ser beneficioso para sus empresas saqueadoras de recursos, sus planes de expansión económica o la oportunidad demasiado obvia de influir en sus políticas internas. Porque así funcionan las dinámicas de poder, y así funciona el colonialismo bajo la apariencia de planes de desarrollo.
El creador del nuevo logo de Guatemala sin darse cuenta hizo una de esas revelaciones inconscientes que muchas veces se definen como un acto fallido. No hay error en efecto, y ese país, abundante en recursos y riquezas, pero gobernado por una banda de corruptos empresarios, políticos, narcotraficantes y militares, es hoy el más lamentable ejemplo de cómo es posible saquear una nación ante un mundo inmóvil, manteniendo a sus ciudadanos divididos para mantener la impunidad absoluta de sus crímenes.
El colapso de un país del tercer mundo ante los ojos pasivos del mundo.
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Fuente de la foto: Desinformémonos.