Enfermedades tropicales desatendidas: la OPS llama a poner fin a los retrasos en el tratamiento en las Américas – OPS/OMS
Estas condiciones prevenibles y tratables están casi ausentes de la agenda de salud mundial, con poca atención y financiación.
Washington, DC, 27 de enero de 2022 (OPS)- En vísperas del primer Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) exhorta a los gobiernos a brindar atención integral y universal a los millones de personas afectadas por estas enfermedades relacionadas con la pobreza en las Américas.
Lepra, dengue, leishmaniasis, esquistosomiasis, rabia humana transmitida por perros, sarna, enfermedad de Chagas, parásitos intestinales y tracoma son algunas de las más de 20 patologías presentes en la región -donde también se conocen como enfermedades infecciosas desatendidas- que aquejan a más de 200 millones de personas en riesgo.
“Prevenir y tratar estas enfermedades es costo-efectivo. Las estrategias para combatirlas incluyen acercar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento a las comunidades vulnerables, así como mejorar sus condiciones de vida, como acceso a educación, agua potable, saneamiento básico y vivienda”. dijo Marcos Espinal, director de Enfermedades Transmisibles y Determinantes Ambientales de la Salud de la OPS.
El Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas fue establecido en 2020 por la Asamblea Mundial de la Salud y se lleva a cabo el 30 de enero. El tema de este año es «Lograr la equidad en salud para poner fin al descuido de las enfermedades relacionadas con la pobreza».
La pandemia de COVID-19 interrumpió las intervenciones y los programas de eliminación de estas enfermedades en las Américas, como las campañas de administración masiva de medicamentos, las encuestas y el rastreo activo de casos. Estos fueron cancelados en su mayoría en 2020 y se reanudaron gradualmente en 2021. La OPS advierte que estas interrupciones pueden retrasar la eliminación o el control de algunas de estas enfermedades más allá de los plazos propuestos antes de la pandemia.
La OPS ha estado apoyando a los países para fortalecer la implementación, el seguimiento y la evaluación de programas para controlar y eliminar dichas enfermedades a través de la cooperación técnica, el desarrollo de guías y capacitación, así como a través de la donación de medicamentos y otras herramientas médicas como pruebas de diagnóstico.
La Organización también está llevando a cabo una nueva iniciativa para eliminar unas 30 enfermedades infecciosas y afecciones relacionadas para 2030.
Con el apoyo de la OPS, la OMS y otros socios, la región ha logrado varios hitos contra las enfermedades tropicales desatendidas. En 2013, Colombia se convirtió en el primer país del mundo en eliminar la oncocercosis, una enfermedad parasitaria que puede causar ceguera. Le siguieron Ecuador, Guatemala y México, y actualmente solo queda un foco de oncocercosis a nivel regional en la frontera entre Brasil y Venezuela.
Costa Rica, Surinam y Trinidad y Tobago ya acabaron con la filariasis linfática, conocida como elefantiasis por su característico engrosamiento de las extremidades. Brasil, Guyana, Haití y República Dominicana avanzan hacia la eliminación de la enfermedad.
México ha puesto fin a la rabia humana transmitida por perros y al tracoma como problema de salud pública. Guatemala está a punto de eliminar el tracoma, y se espera que varios países del Caribe vean la eliminación de la esquistosomiasis, una infección causada por gusanos parásitos, en los próximos años.
Actualmente, en América Latina y el Caribe, 59 millones de niños viven en áreas con riesgo de infección o reinfección por geohelmintos o parásitos intestinales, y aproximadamente 5,7 millones de personas están infectadas con la enfermedad de Chagas, con unos 70 millones en riesgo de contraerla.
Además, entre 2001 y 2020 se notificaron cerca de 68 000 casos nuevos de leishmaniasis visceral en 13 países de las Américas, y más de 39 700 casos de leishmaniasis cutánea y mucosa en 2020 en América Latina y el Caribe. Mientras que la leishmaniasis visceral es causada por un parásito y es mortal en más del 95 % de los casos, la leishmaniasis cutánea causa ulceración y provoca la destrucción parcial o total de las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta.