“En el plano espiritual, [CLC] me ayuda a sentirme más cerca de Dios ya amarlo más transparentemente, a mejorar mis relaciones familiares, laborales y de amistad” (miembro de CVX de Colombia, 24 años).
Juntos, los jóvenes CVX se sienten amados por Dios y así descubren su verdadero yo. Como dice un joven colombiano, “CVX es un espacio de tranquilidad y paz que te ayuda a encontrarte contigo mismo”. De hecho, la experiencia CVX ayuda a una persona a descubrir su vocación personal y así sentir más dirección en la vida. Un miembro de Guatemala, de 22 años, dice que la CVX me ha ayudado a descubrir “quién soy, qué quiero ser y hacer en este mundo”.
Dentro de esta visión, la formación dentro de la comunidad CVX ofrece un espacio para aprender a ayudar a los demás. En virtud de la pertenencia a la CVX, los miembros aprenden a acompañarse unos a otros en las distintas épocas, etapas y circunstancias de la vida. Más que eso, sin embargo, la reflexión provocada por medio de una rueda CVX sirve como estímulo para acciones transformadoras en el estudio, el trabajo y la sociedad en general. De hecho, los jóvenes de CVX ven sus vidas como algo que se desarrolla en un lienzo más grande del reino de Dios vivo en el mundo. Mientras recolectaba ropa y alimentos para las inundaciones en Asunción, Pilar y Ciudad del Este, un miembro de la CVX de Paraguay “se dio cuenta de que nuestra presencia en el mundo es importante”. Esta realización, realizada a través del amor y del servicio, moldea la actitud de la persona hacia la misión en la vida cotidiana.