La cadena montañosa más alta de Guatemala es conocida por sus temperaturas excepcionalmente frías y húmedas. La Sierra de los Cuchumatanes es diferente del resto del país: una región difícil de cultivar. Pero también es uno de los lugares con mayor biodiversidad del país y donde se pueden encontrar llamas, que prosperan en climas fríos.
Hace más de dos décadas, vecinos de Todo Santos, un pequeño pueblo de Chiabal, Huehuetenango, tuvieron la idea de importar llamas de Chile. Las frescas temperaturas de su pueblo estaban más cerca de las montañas de los Andes en América del Sur, no del resto de Guatemala. En América Latina, las llamas se encuentran en Bolivia, Perú, Ecuador y Chile; necesitan bajas temperaturas para sobrevivir.
Los pobladores trajeron 32 llamas desde Chile para utilizarlas como medio de transporte, producir lana y vender su carne. Los animales fueron distribuidos entre diferentes familias en Todo Santos; para utilizarlo como mejor les pareciera. Marcos Cruz, de 46 años, y su familia recibieron a cuatro llamas. Cruz, amante de los animales desde hace mucho tiempo, no podía soportar la idea de utilizar animales para ninguno de estos fines; cada uno de ellos se sentía como una explotación. Como practicante de cultura maya, mamá“Proteger y cuidar a los animales es una prioridad para mí y mi familia”, explica en español.
En cambio, Cruz aprendió a cuidar las llamas y, como tenía experiencia con otros animales como ovejas y caballos, se dio cuenta del tipo de mantenimiento que necesitaban para sobrevivir. “Al principio fue un desafío porque al venir de otro país, por ejemplo, el pasto que comían no era el mismo que tenemos aquí y no sabíamos cuándo se enfermarían y cómo reaccionarían ante sus enfermedades”, dice Cruz.
Junto a su familia se le ocurrió una idea innovadora: mostrar a los turistas que visitaban Huehuetenango que las llamas pueden vivir ilesas y seguras en esta zona de Guatemala. A Cruz le tomó varios años transformar su granja en un sitio turístico donde los visitantes pueden observar y aprender sobre los animales. “Ahora, mostramos a locales y extranjeros cómo los cuidamos, qué comen, cómo los tratan a diario y, lo más importante, les dejamos interactuar con ellos. Al fin y al cabo son animales que sólo se encuentran en esta parte del país, lo que hace que tu visita sea única”, afirma.
Cruz y su familia cuentan actualmente con 13 llamas adultas y tres crías. “Estamos orgullosos de saber reproducirlos y no hacer un mal uso de ellos. Las otras familias que acogieron a las llamas las abusaron y maltrataron, y fue algo terrible presenciar eso”, dice Cruz.
Huehuetenango es una región que por su riqueza cultural y legado maya es considerada significativa por Instituto Guatemalteco de Turismoespecialmente la forma en que los residentes protegen el medio ambiente, incluidos los animales que viven en sus ecosistema. “En nuestro ámbito, nuestro proyecto número uno es promover el turismo sustentable en Huehuetenango”, y esto tiene todo que ver con el cambio climático, dice Edy Chicas, Delegada para Huehuetenango en el Instituto Guatemalteco de Turismo.
Chicas trabaja con los aldeanos, una comunidad muy unida, en una amplia gama de cuestiones ambientales, incluida la gestión de residuos, el cambio climático y el turismo sostenible. En lo que va del año, el Instituto Guatemalteco de Turismo ha impartido alrededor de quince conferencias en cada pueblo. “Nuestro objetivo es conseguir que esta cultura turística, formada tanto por el visitante como por quienes reciben al turista, interactúen de la mejor manera posible. Con esto quiero decir que ambas partes son conscientes de la importancia de mantener impecables los sitios turísticos, para que se resalte su belleza y se mantenga en excelentes condiciones su entorno”, afirma Chicas.
Existen programas destinados a la gobernanza forestal, por ejemplo. Algunos residentes han estado cortando la corteza del árbol, lo que puede ser perjudicial no sólo para el árbol sino para todo el ecosistema. A través de capacitaciones, los pobladores aprenden lo esencial que es prevenir este tipo de daños, así como otros tipos de tala ilegal, con estrategias de manejo forestal sustentable. “Ésta es una manera de reducir el cambio climático preservando los bosques”, afirma Chicas.
Otro ejemplo es un proyecto de la familia Cruz para mantener el pueblo libre de basura. Las características que hacen del plástico un material duradero para los humanos también lo convierten en un peligro para los animales cuando no se recoge. “En algunos casos, vemos animales de granja intentando comerse el plástico”, afirma Cruz. “Visitamos los sitios y realizamos jornadas de limpieza donde llevamos rastrillos, escobas y bolsas de basura para limpiar las áreas y enseñar a los residentes la importancia de mantener estos lugares intactos”, dice Chicas.
Los residentes, a su vez, enseñan a los turistas cómo hacer su parte para minimizar el impacto ambiental. Los miembros de la comunidad hacen carteles que dicen: “Por favor, no tirar basura. Déjalo con tus pertenencias. Durante estas campañas, los vecinos recolectan grandes cantidades de residuos sólidos, los separan y transportan a una planta de tratamiento para su disposición final. Según los vecinos, la cantidad de basura abandonada ha disminuido desde entonces.
Mantener la granja es de suma importancia para Cruz y su familia, y Chicas ve esto como una manera poderosa de hacerlo. “Como los turistas lo encuentran maravilloso y quieren regresar, queremos replicar esto en todas las comunidades turísticas de Huehuetenango”. Chicas añade que para él el turismo sostenible genera lo que llama un turismo responsable, donde se establece un vínculo entre el visitante y el destinatario, y donde ambos son conscientes de proteger el medio ambiente.
Cruz y su hijo también aprendieron a usar diferentes plataformas de redes sociales como Instagram, Facebook y Tik Tok para lanzar el Proyecto Llamas de los Cuchumatanesque muestra cómo cuidan a las llamas y cómo trabajan para proteger el medio ambiente.
“Nos gusta mostrar cómo esto es una iniciativa comunitaria y un proyecto familiar. También queremos que nuestro público sepa que las llamas están bien cuidadas y que mantenemos la granja limpia”, dice Cruz. Explica que quiere animar a otras familias de su comunidad que tienen llamas a que las cuiden de la misma manera y eviten hacer un mal uso de ellas.
“Las llamas son uno de los principales atractivos de La Sierra de los Cuchumatanes”, dice Chicas. La familia Cruz ha sabido aprovechar al máximo acoger a los animales y tratarlos bien. “El objetivo es replicar su estrategia turística con otras familias del pueblo”.
“Somos gente humilde, de escasos recursos, provenientes de un contexto socioeconómico difícil. Sin embargo, esto no nos impide proteger nuestra tierra, nuestros animales y nuestra cultura”, afirma Cruz. “Somos gente de familia y nos gusta interactuar en la comunidad. Para nosotros es como tener un hijo, un miembro más de la familia”.
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