Arévalo: 'Guatemala no tuvo gobiernos conservadores, sino gobiernos corruptos'
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Por Manuel Fuentes
Ciudad de Guatemala, 26 ene (EFE).- “Guatemala no tuvo gobiernos conservadores, sino corruptos”, dijo en una entrevista en 1986 el presidente Bernardo Arévalo, el primer jefe de Estado progresista del país centroamericano desde la restauración de la democracia. con EFE.
Arévalo cree que la tarea más urgente es luchar contra el legado de sus antecesores.
“Llamarlos conservadores es hacerles un favor. No tuvimos gobiernos conservadores, tuvimos gobiernos corruptos que se disfrazaron de ideológicos”, añade el nuevo presidente de Guatemala, que asumió hace doce días, tras una turbulenta transición de cinco meses que casi desemboca en un golpe de Estado.
El apoyo de la comunidad internacional ayudó a compensar la persecución contra él y su partido por parte de algunas de las élites políticas, judiciales y empresariales del país.
El partido de Arévalo, Movimento Semente, nació en 2015 a partir de las protestas anticorrupción que llevaron a la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, quien luego fue sentenciado a 16 años de prisión y actualmente se encuentra en libertad bajo fianza.
César Bernardo Arévalo de León, su nombre completo, es un sociólogo y diplomático de carrera nacido en Uruguay en 1958 durante el exilio de su familia.
Lleva doce días en el poder y una de sus primeras decisiones fue recuperar el emblemático cargo presidencial de su padre, Juan José Arévalo (1945-1951), primer presidente de Guatemala elegido democráticamente y artífice de la “Revolución de 1944”. , un período de importantes cambios sociales y políticos en el país.
Democracia y justicia social
“Mi padre era un verdadero creyente en la democracia y la lucha por la justicia social. Estas son dos características centrales de mi gestión”, dijo Arévalo.
Por otra parte, el objetivo de sus predecesores “no era gestionar los asuntos públicos, sino simplemente apoderarse del tesoro público”.
Arévalo calcula que la corrupción le costó a Guatemala el 40% de su presupuesto anual, que en 2023 ascendió a 115.440 millones de quetzales (unos 14.760 millones de dólares).
“La mejor ilustración de esto es el gobierno que acaba de terminar, que dejó escándalos de corrupción absolutamente increíbles”, señala, en referencia a la gestión de Alejandro Giammattei (2020-2024), quien actualmente goza de inmunidad judicial debido a su estatus. como miembro del Parlamento Centroamericano.
De hecho, el viernes Arévalo dejó sin efecto un acuerdo de gobierno por el cual su antecesor garantizaba que los miembros de su círculo íntimo recibirían guardias de seguridad y vehículos incluso después de dejar el cargo el 14 de enero.
Arévalo, por su parte, sostiene que “la seguridad debe estar al servicio de todos los ciudadanos y no sólo de unos pocos”.
El nuevo presidente siente pasión por el problema (utiliza la palabra “corrupción” aproximadamente una vez por minuto, en promedio), pero además de “luchar por la transparencia en la administración pública”, los pilares centrales de su presidencia también incluirán “restaurar la democracia”. instituciones” y “resolver problemas con desarrollo”, ya que, según el Banco Mundial, el 55,2% de la población de Guatemala vive en la pobreza.
“El tema más urgente es la lucha contra la corrupción, pero el tema más importante es la lucha por el bienestar de la gente”, destaca.
Arévalo dijo que es necesario “reconstruir las instituciones democráticas, no usarlas como excusa para usurpar el poder y generar impunidad ante la corrupción y la persecución política; lo que ha pasado en gobiernos anteriores”.
Desde el 25 de junio, cuando contra todo pronóstico llegó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Arévalo es el blanco de la fiscal general Consuelo Porras.
Acoso por parte del Fiscal General
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