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La UACH está capacitada en medicina de rehabilitación y habla sobre el manejo de la diabetes y la hipertensión en pacientes con Covid-19
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La UACH está capacitada en medicina de rehabilitación y habla sobre el manejo de la diabetes y la hipertensión en pacientes con Covid-19

MADRID, 28 (OPORTUNIDAD)

El cansancio, la ansiedad, la saturación e incluso la tristeza que a veces nos inunda pueden ser provocados por las horas que pasamos frente al ordenador de teletrabajo. Y esta pandemia de Covid nos ha cambiado por completo la vida y son muchos los profesionales que continúan realizando su trabajo en función del caso, lo que significa que no se desconectan cuando terminan su jornada laboral. Es muy importante que esto no afecte tu bienestar físico y mental, por lo tanto, debes ser consciente de cuánto se ve afectado el teletrabajo en tu vida.

Para evitar que ocurran estos problemas, el departamento médico de Cigna ha identificado algunos signos que ayudan a detectar si el teletrabajo está empezando a afectar el bienestar físico y mental:

Dificultad para desconectarse de las obligaciones laborales.

El uso creciente de nuevas tecnologías y el hecho de que muchas personas hayan pasado a tener la oficina en casa han hecho que sea más difícil desconectarse del trabajo fuera del horario de atención. Si no descansa lo suficiente y escapa de los problemas relacionados con el negocio, puede experimentar lo que se conoce como «agotamiento», que es especialmente perjudicial para la salud mental.

Aumento involuntario de la jornada laboral.

Para que el teletrabajo funcione, es fundamental encontrar una forma de organizarse y autogestionarse de forma eficiente y productiva. Si esto no se consigue, se corre el riesgo de caer en una sobrecarga de trabajo, un aumento involuntario de la jornada laboral y, por tanto, la sensación de sentirse abrumado y frustrado por no cumplir con lo que pide la empresa.

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Mayor sensación de aislamiento.

Se ha reducido la socialización diaria con otros compañeros y supervisores. En el caso de quienes viven solos, esta disminución del contacto directo con otras personas puede generar sentimientos de aislamiento o, peor aún, de soledad; una emoción que, a la larga, puede manifestarse física y psicológicamente y que, a su vez, puede conducir a un aumento de los niveles de estrés y ansiedad.

Reducir la concentración y la velocidad mental.

La acumulación de pensamientos negativos y situaciones estresantes no es positiva para la mente. La razón es que cuando estamos bajo estrés, no podemos tomar el control ni poner en orden nuestros pensamientos. Además, hay que tener en cuenta que cuerpo y cerebro van de la mano, por tanto, un nivel inadecuado de movilidad también provoca un empeoramiento del flujo sanguíneo. Esto, entre otras cosas, deteriora la actividad cerebral, lo que resulta en un bajo rendimiento intelectual, especialmente en lo que respecta a la memoria y la atención.

Dolor musculoesquelético.

Desde un punto de vista físico, sentarse durante varias horas sin combinarlo con ninguna forma de actividad física también puede provocar una tensión innecesaria en la zona lumbar. A ello se suma la inadecuada ergonomía del puesto de trabajo: sillas incómodas, mesas con poco espacio, realizar tareas laborales sentado en el sofá o acostado en la cama, el ordenador en mala posición, iluminación insuficiente … Todos estos elementos provocan una Postura inadecuada que puede causar dolor muscular y contracturas.

Aumento de peso.

Del mismo modo, despertarse y sentarse inmediatamente frente a la computadora sin tener que ir al lugar de trabajo tiene poco efecto sobre las calorías. Además de este hambre emocional, provocada por la sensación actual de aislamiento, soledad, estrés o incertidumbre, y que conduce a la ingesta impulsiva de alimentos calóricos y de bajo valor nutricional, el riesgo de engordar es mucho mayor.

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Problemas con el descanso nocturno.

Estar en un estado de tensión hace que no duermas lo suficiente. Para revertir esta situación, una buena solución es realizar algún tipo de actividad física, ya que provoca un consumo energético considerable y ayuda a liberar endorfinas. Sin embargo, si no se realiza tal esfuerzo, no habrá gasto energético que transmita la necesidad de descanso al cuerpo, ni habrá una adecuada secreción de endorfinas, hormonas que inciden directamente en nuestra relajación y sincronización sueño-vigilia. ciclo.

Peso en las piernas.

Estar sentado durante períodos prolongados también afecta la circulación sanguínea, especialmente en las piernas, y aumenta la retención de líquidos en las extremidades inferiores. Esto provoca peso, fatiga, hinchazón e incluso dolor en esa parte del cuerpo.

Desordenes digestivos

La posición sedentaria a lo largo de la jornada laboral también perjudica el tránsito intestinal y la absorción de nutrientes, provocando una mala digestión y provocando diarreas o estreñimiento.

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