“Lo que hacemos es llegar allí con diferentes escenarios”, dijo Carvallo. “Planeamos una lista para el taller: escenarios impresos en una hoja de papel. Lo divulgas, lo discuten y luego hacemos actividades con estos escenarios. Por eso aportamos experiencia, además de lo que ellos aprendieron”.

Carvallo ayudó a abrir puertas para estudiantes que de otro modo no habrían tenido oportunidades. Está trabajando con dos estudiantes en Nicaragua en un artículo sobre un parásito canino.

También existe la esperanza de que algunos de los estudiantes más avanzados puedan realizar estudios de posgrado en el extranjero. Hacerlo desde Nicaragua puede resultar problemático, especialmente hacia Estados Unidos, debido a las restricciones de viaje del país. Una posible opción es que los estudiantes reciban capacitación avanzada en México, pero incluso obtener una visa para viajar allí puede resultar difícil.

Quizás lo más importante es que se transmiten conocimientos y se desarrollan habilidades en los veterinarios actuales y futuros que monitorean la seguridad alimentaria en los países centroamericanos.

“Estas son las personas que inspeccionarán las canales en los mataderos”, dijo Carvallo.

Impartir las sesiones en Guatemala y Nicaragua también influye en cómo Carvallo aborda la educación veterinaria en Virginia Tech.

“Voy a poner mucho más énfasis en hacer las cosas sin mucha tecnología, sólo con un cuchillo”, dijo Carvallo. “En una necropsia, no se necesita mucha tecnología para entender lo que está sucediendo. De esa manera te mantienes humilde”.