(Nueva York) – El nombramiento de un nuevo contralor general en Guatemala debe ser el resultado de un proceso justo y transparente, señaló hoy Human Rights Watch. El Contralor General juega un papel clave en la prevención de la corrupción y es crucial para garantizar elecciones libres y justas en las elecciones presidenciales de junio de 2023.
Los nombramientos realizados a principios de 2022, incluido el de fiscal general y el de defensor de los derechos humanos, se vieron empañados por una transparencia e imparcialidad limitadas, lo que socavó la separación de poderes y las garantías de los derechos humanos.
“El desmantelamiento progresivo del estado de derecho en Guatemala arroja serias dudas sobre si las próximas elecciones presidenciales serán libres y justas”, dijo Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch. “El escrutinio internacional de la designación del controlador es fundamental para proteger la democracia del país y el derecho de los guatemaltecos a votar y postularse para cargos públicos”.
El 21 de septiembre de 2022, El Congreso ha jurado un comité de nominación de 23 miembros encargado de presentar una lista corta de 6 candidatos para la contraloría, cargo responsable de salvaguardar el uso de los recursos públicos. El Congreso nombrará al nuevo controlador de la lista corta. Los empleados actuales y anteriores y otros que hayan manejado fondos públicos que deseen postularse para un cargo público deben obtener un certificado del controlador para confirmar que no están bajo investigación por malversación de fondos públicos.
Los controladores anteriores no emitieron certificados a múltiples candidatos en las elecciones presidenciales y locales, lo que efectivamente les impedía postularse.
La ley guatemalteca requiere que el contralor general sea un contador o auditor capacitado con al menos 10 años de experiencia, entre otros criterios de elegibilidad. La ley guatemalteca también establece una fecha para que el comité de nominaciones comience a trabajar, en este caso, el 13 de agosto. ley.
El Tribunal Supremo Electoral de Guatemala también desempeñará un papel importante en las elecciones, incluida la auditoría de las finanzas de las campañas y la revisión de los registros de los partidos políticos. En 2020, el Congreso nombró a los actuales cinco miembros de la corte a través de un proceso que careció de transparencia y fue impulsado por “intereses políticos”, dijo Guatemala Visible, un grupo cívico que supervisó el proceso. El comité a cargo de los nombramientos para cubrir las vacantes del tribunal modificó sus reglas de funcionamiento durante el proceso para permitir la inclusión de candidatos que de otro modo hubieran sido excluidos debido a su limitada experiencia académica o profesional.
El presidente Alejandro Giammattei y el Congreso han designado aliados del gobierno para ocupar puestos en otras agencias gubernamentales clave que se crearon para ser independientes del ejecutivo.
El 16 de mayo, Giammattei nombró a la procuradora general Consuelo Porras para un segundo mandato, luego de un proceso de selección marcado por una transparencia e independencia limitadas. Durante sus primeros cuatro años en el cargo, Porras socavó las investigaciones sobre corrupción y abusos contra los derechos humanos. Transferió y despidió arbitrariamente a fiscales y promovió procesos penales espurios contra jueces, fiscales y periodistas independientes.
El 20 de julio, el Congreso designó un nuevo Defensor del Pueblo, José Alejandro Córdova. Su antecesor, Jordán Rodas, ha denunciado sistemáticamente los ataques a la independencia judicial, la libertad de expresión y los defensores de los derechos humanos. El Congreso, que nombró a su sucesor, ha intentado en repetidas ocasiones bloquear los fondos para la Defensoría del Pueblo y destituir a Rodas debido a su apoyo a los derechos LGBT y otros cargos que ha asumido en el cargo.
La Comisión de Derechos Humanos del Congreso, donde los aliados del gobierno tienen mayoría, nombró a Cordova a través de un proceso opaco. Cordova estuvo implicado en un presunto tráfico de influencias durante la selección de candidatos judiciales para la Corte Suprema y las Cortes de Apelaciones de 2019. Aun así, la Comisión le otorgó la puntuación más alta de todos los candidatos. La Comisión no explicó cómo calculó los puntajes ni indicó si y en qué medida consideró las alegaciones de tráfico de influencias.
Los miembros del Comité de Nominaciones de la Contraloría General deben evaluar minuciosamente si el historial profesional comprobado de cada candidato indica que actuaría de manera imparcial y asegurarse de que todos los candidatos preseleccionados hayan demostrado tener la más alta integridad, señaló Human Rights Watch.
Los gobiernos interesados, incluidos Estados Unidos y Europa, deben exigir transparencia, cumplimiento de los criterios establecidos y respeto por el estado de derecho en el proceso general de selección de la contraloría, señaló Human Rights Watch.
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