Introducción
La República de Guatemala es un país multicultural, multiétnico y multilingüe. Considerando su exposición a diferentes fenómenos naturales y climatológicos, es también un país vulnerable a múltiples amenazas. Según el Informe Mundial de Riesgos 2020, Guatemala ocupa el puesto 10 en el mundo en cuanto a exposición a desastres y el puesto 28 en vulnerabilidad según el Índice de Riesgo INFORM 2021. Tomando en cuenta los últimos 20 años, Guatemala ocupa el puesto 16 en el Índice Global de Riesgo Climático 2021.
Además de las históricas brechas sociales que producen altos niveles de privación en términos de acceso a servicios básicos, vulnerabilidad y pobreza multidimensional, cientos de miles de personas sufren los impactos de desastres y crisis humanitarias cada año. En 2020, Guatemala fue testigo de una temporada récord de huracanes en el Atlántico, con lluvias extremas, vientos catastróficos y deslizamientos de tierra mortales que asolaron el país.
Además, el aumento de la actividad volcánica ha destruido infraestructura y activos productivos, desplazando comunidades y provocando la pérdida de vidas humanas. La inseguridad alimentaria y nutricional sigue siendo una dura y persistente realidad en Guatemala, que es particularmente pronunciada en el interior del país, especialmente en las zonas rurales. La migración y el desplazamiento forzado también han aumentado debido a vulnerabilidades y factores de riesgo complejos y multifacéticos.
La rápida propagación de la pandemia de COVID-19 ha generado una crisis global simultánea sin precedentes, debido a las medidas de confinamiento implementadas por casi todos los países del mundo. Como resultado, el Índice de Desarrollo Humano cayó por primera vez en 2021, erosionando 6 años de progreso. En el caso de Guatemala, a pesar de la reapertura gradual iniciada en el segundo semestre de 2020, junto con las medidas de prevención y vigilancia implementadas por el Gobierno que ayudaron en cierta medida a contener el virus, la realidad a mediados de 2021 es que debemos seguir atentos, ya que ahora nos enfrentamos a la mayor propagación del virus desde el comienzo de la pandemia. En este contexto, los grupos más vulnerables sufren el mayor impacto socioeconómico: pueblos indígenas, mujeres, niños y adolescentes, adultos mayores, personas con discapacidad y personas en situación de movilidad.
El contexto actual representa un gran desafío para los diferentes socios de desarrollo en Guatemala.
Las necesidades y privaciones humanitarias continúan multiplicándose en medio de un constante estado de crisis.
El Sistema de Naciones Unidas, bajo la premisa de no dejar a nadie atrás y un enfoque basado en los derechos humanos que pretende fortalecer los vínculos entre las intervenciones humanitarias y de desarrollo, viene trabajando desde hace varios años con socios de diferentes sectores con el Gobierno de Guatemala, llevando realizar actividades conjuntas y de coordinación multisectorial a través del Equipo Humanitario de País (EHP) en respuesta a las grandes emergencias, desastres y crisis que afectan al pueblo guatemalteco.
La situación humanitaria actual exige una acción sin precedentes para ayudar a 4,8 millones de personas afectadas, incluidos 3,8 millones que necesitan asistencia humanitaria urgente. Por eso lanzamos este Plan de Respuesta Humanitaria (PRH). El apoyo que la comunidad internacional puede brindar a través de la asistencia humanitaria ayudará a salvar vidas y reducir el sufrimiento de casi una cuarta parte de la población guatemalteca. Esta es una situación compleja y urgente que debe ser atendida con el esfuerzo colectivo de todos los sectores y actores, incluyendo el Gobierno, el sector privado, la sociedad civil, los donantes y las organizaciones nacionales e internacionales, que adhieran al principio universal de humanidad.
Guatemala nos necesita y cuenta con nuestro apoyo
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